¿Qué es el Ictus?

26 de octubre de 2024

Tipos de ictus

El ictus o accidente cerebrovascular es una enfermedad de presentación repentina, asociada al riego sanguíneo del cerebro. Existen dos tipos de ictus en función de su origen:

  • Ictus hemorrágico: el menos frecuente pero con una mortalidad más elevada. Se produce cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y provoca una hemorragia en el interior de este. Este tipo de ictus tiene una recuperación mejor y más rápida en los casos en los que no se produce la muerte del paciente.
  • Ictus isquémico: son el 85% de los casos de ictus. Está causado por una falta de riego sanguíneo al cerebro, lo que provoca la muerte de las células cerebrales. En estos casos, la recuperación de los pacientes es más lenta, a pesar de que la gravedad de los síntomas pueda ser menor que en el ictus hemorrágico.

Síntomas de alarma

Estos varían en función de la zona del encéfalo afectada y su intensidad depende del tipo y gravedad de ictus.

  • Pérdida de fuerza o sensibilidad de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo con inicio brusco.
    • Asimetría facial: párpado caído, boca caída, falta de expresión en un lado de la cara.
    • Al pedirle a la persona que levante los brazos, sólo levanta uno de los dos o lo levanta a menor altura.
    • Dificultad para caminar y mover una de las piernas.
  • Imposibilidad de hablar o habla incoherente o arrastrando las palabras, también conocido como afasia.
  • Alteraciones de la visión como pérdida de visión de un ojo, de un lado del campo visual o visión doble.
  • Sensación de vértigo o caídas inexplicables
  • Dolor de cabeza: aunque el ictus no siempre provoca dolor de cabeza, éste puede ser un síntoma.

En cualquiera de los dos tipos de ictus, la gravedad y el tipo de secuelas dependen de la extensión y ubicación de la lesión dentro del encéfalo.

  • Ubicación de la lesión en el cerebro: puede provocar hemiplejia (parálisis en la mitad del cuerpo), afasia, alteraciones visuales…
  • Ubicación de la lesión en el cerebelo: problemas de coordinación y equilibrio
  • Ubicación de la lesión en el tronco del encéfalo: problemas de deglución, de habla, de equilibrio, de audición…
  • Otras secuelas pueden ser alteraciones del estado de ánimo, deterioro cognitivo, incontinencia urinaria…

El tiempo es clave: las secuelas dependen de manera muy importante de la detección temprana y del tratamiento precoz.

Prevención del ictus

Para poder prevenir el ictus es importante incidir en los factores de riesgo. Existen dos tipos:

  • Factores de riesgo no modificables: son los que no podemos cambiar.
    • Edad: a mayor edad, el riesgo de sufrir un ictus es también mayor.
    • Sexo: los hombres tienen mayor prevalencia.
    • Raza: la raza afroamericana tiene un riesgo superior.
    • Antecedentes
  • Factores de riesgo modificables: estos son los que podemos modificar para reducir nuestro riesgo de sufrir un ictus:
    • Hipertensión arterial
    • Enfermedades cardíacas
    • Consumo de tabaco y alcohol
    • Nivel de colesterol y triglicéridos elevados en sangre
    • Diabetes mellitus
    • Obesidad
    • Sedentarismo

La mayor parte de estos factores de riesgo se pueden alterar llevando un estilo de vida más saludable: alimentación saludable (un mínimo de 5 raciones de frutas y verduras al día, reducción del consumo de grasas saturadas y colesterol, aumento de la ingesta de fibra, reducción del consumo de sal, aumento del nivel de consumo de legumbres y pescado…), realizando ejercicio moderado mínimo 2-3 veces por semana, eliminando consumo de alcohol y tabaco…

Rehabilitación

Es importante empezar la rehabilitación lo antes posible, una vez descartada la necesidad de reposo.

Se puede observar mejora de las secuelas hasta un año después del ictus, aunque la mayor parte de la mejoría se da durante los primeros tres meses. Según la gravedad del mismo y de la sintomatología asociada, la rehabilitación puede constar de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia u otros tipos de terapias.

Cómo pueden ayudarte nuestros andadores de la gama PRO I en la rehabilitación

La posibilidad de salir a pasear a la calle o la naturaleza mejora sensiblemente el estado de ánimo del paciente, lo que es crucial durante la recuperación. En caso de presentar dificultades en el desplazamiento se hace necesaria la utilización de diversas ayudas como andadores, bastones o sillas de ruedas.

Nuestros andadores de la gama PRO I tienen la posibilidad de modificarse para evolucionar al mismo tiempo que el paciente. A medida que éste mejora sus secuelas, se pueden realizar modificaciones en el andador para permitirle más libertad de movimiento sin necesidad de comprar uno nuevo (por ejemplo, añadiendo ruedas delanteras giratorias y/o ruedas traseras con freno a presión para facilitar el desplazamiento y, de este modo, promover los paseos en la calle).

El cable de freno para casos de hemiplejia.

En caso de que una de las secuelas sea debilidad de una mitad del cuerpo, el paciente puede usar un rollator con un cable de freno que se activa solamente con una de las manos.

Kit de cables hemipléjicos

Accesorio opcional compatible con los modelos de la gama OGI PRO I con frenos en maneta.

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