Los cambios de posición ayudan a mejorar la tolerancia al dolor y a la fatiga por largos periodos de sedestación.

Los sistemas de basculación permiten a los usuarios cambiar el ángulo del asiento respecto al suelo manteniendo un ángulo constante entre el respaldo y el asiento.

La basculación, cuando se usa sola, debe de ser mayor a 25° grados para lograr alivio y mejorar la perfusión de la presión en las tuberosidades isquiáticas.

Por su lado, la reclinación permite cambiar el ángulo del respaldo respecto al asiento y mantiene en un ángulo constante del asiento en relación con el suelo.

La reclinación, cuando se usa sola, puede aumentar el cizallamiento, pero puede también proporcionar alivio de presión en las tuberosidades isquiáticas si es de 90° a 100°.

Los mejores resultados para alivio de presión se observan cuando la basculación y la reclinación se usan juntas, ya sea basculación de 35° con reclinación de 100° o basculación de 15°-25° con reclinación de 120°. Cuando se combina la basculación de 30° con reclinación completa y elevación de piernas a 30 cm por encima del corazón, se logra reducir el edema en las piernas y tobillos.

La basculación y la reclinación alivian la presión y mejoran la perfusión en la piel y en el tejido muscular, en tuberosidades isquiáticas y, como mínimo, en el sacro.