Los andadores suelen ser asociados con personas mayores, pero en realidad pueden ser útiles para todos aquellos que tienen dificultades para caminar, independientemente de su edad.
Las personas mayores a menudo experimentan problemas de equilibrio y movilidad reducida debido al envejecimiento y a la aparición de enfermedades. Un caminador les puede ayudar a prevenir caídas y lesiones mientras caminan.
Sin embargo, las personas que se están recuperando de lesiones o cirugías que afectan su capacidad para caminar también pueden beneficiarse del uso de un andador temporalmente para ayudarles en el proceso de rehabilitación y para evitar lesiones mayores.
Asimismo, aquellas personas con discapacidades físicas o problemas de equilibrio, un caminador también puede resultarles útil para mantener su estabilidad, seguridad y autonomía en sus desplazamientos del día a día.
Y las personas con enfermedades crónicas como la artritis, la osteoporosis o la enfermedad de Parkinson, pueden notar que el uso de un andador les da alivio al caminar, pues consiguen distribuir el peso de manera más uniforme al apoyarse en el dispositivo, reduciendo así la tensión en las piernas, la espalda o las caderas.
Recuerda que usar un andador no es signo de debilidad, sino que es una herramienta que para ayudarte a mantener tu independencia, autonomía y movilidad.
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